La hipertrofia urbanística que ha vivido la provincia de Málaga en la última década -313.000 viviendas entre 1996 y 2005- ha acabado por enterrar la Costa del Sol bajo un muro de hormigón. Los espacios libres en los 90 kilómetros de litoral entre Málaga capital y Manilva, en el límite con Cádiz, son escasos y el territorio, de clima privilegiado, padece ya las consecuencias del desarrollo caótico: problemas de tráfico, abastecimiento, residuos e inseguridad. El problema no se limita a Marbella, se extiende a Mijas, Fuengirola y Estepona, y amenaza con saltar a la segunda línea de costa. El Plan de Ordenación del Territorio elaborado por la Junta de Andalucía prevé que en 2015 Benahavís pasará de los 2.860 habitantes actuales a 67.000 residentes. Y Mijas alcanzará los 475.000 habitantes en ocho años.
El fenómeno parece no tener freno. El documento del Plan de Ordenación Territorial (POT) de la Costa del Sol Occidental estima que la población de los nueve municipios que abarca casi se triplicará en el horizonte de una década, y alcanzará los 1,7 millones de personas. El equipo redactor del plan parte de la base de que ya hay suelo calificado suficiente para este desarrollo residencial, por lo que incide en la preservación de espacios libres y la dotación de equipamientos adecuados a una gran urbe de tamaña dimensión. El plan identifica reservas estratégicas para la restauración paisajística y parques públicos y aumenta al doble el espacio protegido declarado ahora en la Costa del Sol. (...) El Pais Digital